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Imponente, famosa, inconfundible, cada uno de estos adjetivos se atribuye fácilmente a la Sagrada Familia de Barcelona. Pero cuando se intenta describir la basílica más importante de España con una sola palabra, casi siempre se elige otro término: inacabada.
La obra arquitectónica y religiosa que se eleva sobre Barcelona nunca ha sido realmente completada. Aunque el Papa Benedicto XVI la consagró como Iglesia cristiana el 7 de noviembre de 2010.
Las obras de la Sagrada Familia se iniciaron ya en 1882, bajo el reinado de Alfonso XII de España, siguiendo el estilo neogótico de la época, el arquitecto más famoso, Antoni Gaudí, al que se atribuye el proyecto completo, no se hizo cargo hasta el año siguiente y dedicó 15 años de su vida al proyecto. Sin embargo, desapareció antes de completar el proyecto, desde entonces, debido a una serie de obstáculos burocráticos entre la fundación encargada del mantenimiento de la Basílica y el ayuntamiento de Barcelona, aunque ha sufrido diversas intervenciones, el estado de la Iglesia nunca ha sufrido cambios estructurales decisivos.
Sin embargo, el año pasado, 137 años después del inicio de la construcción, se produjo un gran avance en el progreso de las obras, el ayuntamiento de Barcelona concedió a la fundación los permisos necesarios para continuar las obras con un coste de 4,6 millones de euros, se espera que la obra esté terminada en 2026. La Sagrada Familia podrá alcanzar una altura máxima de 172 metros y se prevé que la finalización de las obras cueste unos 374 millones de euros.
Aunque la Sagrada Familia nunca se ha completado, es un lugar rico en arte y cultura y después de haber estado cerrada al público durante varios meses debido a las restricciones causadas por la emergencia sanitaria- ahora es accesible de nuevo y vale la pena visitarla.
Es la más importante de las fachadas porque está dedicada a la Sagrada Familia, que da nombre a toda la basílica. El acontecimiento bíblico que se narra es, de hecho, el del nacimiento de Jesús, lo que explica los rasgos festivos y las tallas de temática alegre.
Hay tres portales diferentes dedicados respectivamente a la fe (a la derecha), a la esperanza (a la izquierda) y a la caridad (en el centro) divididos a su vez por las columnas de María y José. La puerta central también está dedicada a Jesús y por ello está coronada por el árbol de la vida.
La fachada ha sufrido varios cambios a lo largo de las décadas, ya que muchos escultores famosos han trabajado en ella. El último en trabajar en él fue el japonés Etsuro Sotoo en 2000.
En el interior de la basílica se puede visitar la cripta, que es muy importante porque alberga algunas de las esculturas y bajorrelieves más importantes de la Iglesia. A su vez, está dividida en 12 capillas, 7 de las cuales están dedicadas a la familia de Jesús: la Inmaculada Concepción, San José, el Sagrado Corazón, San Joaquín, Santa Ana, San Juan, Santa Isabel y San Zacarías.
Los cinco restantes están dedicados a la Sagrada Familia, Jesucristo, la Virgen de Montserrat, el Santo Cristo y Nuestra Señora del Carmelo. Este último es también el lugar de enterramiento del arquitecto Antoni Gaudí.
Aunque es muy reciente (2010), el órgano de tubos es un elemento influyente en el diseño de la propia Sagrada Familia. La idea era crear un instrumento con 8000 tubos situados en diferentes puntos de la estructura. Actualmente, el órgano tiene «sólo» 1.429 tubos y un total de 29 registros.
El precio de la entrada es de unos 26 euros.
De lunes a domingo, de 9:00 a 18:00, las entradas sólo se pueden comprar en línea.
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